lunes, 25 de octubre de 2010

Cosas que no te contaré cuando crezcas.


Acabo de ser tía de una niña preciosa. Una niña buscada, que ha tardado tiempo en llegar, 6 años después de su hermano mayor y con ayuda.


La niña es deseada, supuestamente, pues su madre cuando hablaba de su hijo siempre se refería como "no es igual tener un chico que una chica" dando a entender que una chica era mejor.


La misma madre que a su hijo no le ha dado besos, porque no es necesario, supongo, y hoy su hijo cuando necesita algo ya se ha olvidado de la palabra mamá.
Le han enseñado a su hijo que tiene que ser fuerte y que por lo tanto llorar no sirve de nada, y han conseguido que con muy poquitos años tuviera miedo de todo.
Han sido padres muy exigentes con un niño pequeño, tenía que ser perfecto, a mis ojos ya lo era, pero tanto le han exigido que ahora es un niño difícil, desobediente y respondón. Y es que a veces para que se fijen en uno hay que hacer las cosas mal, así te hablan aunque sea para decirte lo mal que haces las cosas.

Se ha quedado dos días en casa y ha visto como en algún momento he besado o abrazado a mi pareja, tampoco demasiado, en un par de ocasiones y me ha preguntado "tía, ¿porqué tú y el tío os dais besos?". Supongo que el afecto es algo que no hay que mostrar en casa no sea que se acostumbre.

Ahora ha nacido su hermana y he ido a verla al hospital, estaba en el cuco, como la mayoría, pero había una diferencia, ni una sóla vez he visto a la madre mirar a la niña. No ha respondido a ninguna frase típica de "qué guapa es" "se parece a...". Su único elogio ha sido "de momento se está portando" refiriéndose a que no llora demasiado.

Cuando la niña se ha echado a llorar le he ofrecido dársela, y la respuesta ha sido un "no, déjala ahí" así que la he acunado como he podido en su nido y me he despedido con un adios y enhorabuena amargos en los labios.

De su hermano han dicho que ya se acostumbrará que todos los niños tienen hermanos y él no va a ser menos, que lo de tener más cuidado son tonterías de ahora.

Ya están en casa, la niña con la bilirrubina por las nubes con fecha de control, y es que no ha comido mucho que digamos, supongo que es complicado dar de mamar sin tocar a la niña.

No entiendo los años de búsqueda, el esfuerzo en clínicas, las decepciones mes a mes para luego ni mirarla. ¿depresión? tal vez, el tiempo dirá. Lo curioso es que no se le ve tristeza, sólo desapego y frialdad.

3 comentarios:

Goyo dijo...

Yo aún no soy padre y, tras los últimos acontecimientos ocurridos en mi vida, aún tardaré en serlo. Pero creo que el día que lo sea... voy a disfrutar de lo lindo. Me convertiré en el ser más feliz del planeta. Es raro escuchar a un hombre hablar así, pero creo que tengo esa necesidad vital. Seguro que finalmente las cosas volverán a su cauce y tu sobrina será querida, atendida, cuidada, mimada.

CMQ dijo...

perdona lo que voy a decir, no les conozco de nada y posiblemente no tengo ningún derecho a juzgar, pero... siempre he pensado que hay gente a la que deberían hacerle un test antes de tener hijos, para saber si realmente están capacitados para ello. Una pena. Espero que con el tiempo recapaciten y esos niños se sientan amados y cuidados como todos los críos merecen.
Un beso.

Logan y Lory dijo...

Para los que entendemos que la ternura, sentida, compartida y demostrada es esencial para hacer llegar todo el sentimiento de calor, ayuda y protección que un bebé o un niño necesita durante toda su infancia, esa forma de educación castrense nos parece la más dura de las educaciones. Los niños necesitan normas y disciplina pero por encima de todo, tienen que saber y sentir que sus padres les aman, les miman y les educan con todo el cariño del que son capaces.

Jamás nos habrá pesado besar millones de veces a nuestros hijos, haberles mecido y acundo y pasar noches en vela velándoles cuando han estado malitos.

Asi que entendemos tu amargura ante la situación que has vivido estos dias.

Un abrazo.

 
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